Cuando llega el mes de febrero, restaurantes y mesones se preparan para elaborar uno de los manjares tradicionales más apreciados en la cocina gallega. Compuesto principalmente de lacón cocido (pata delantera del cerdo), chorizo, patatas y grelo (brotes del nabo), es el origen de largas sobremesas, de reuniones familiares o con amigos. Sentarse a la mesa a comer este plato es todo un ritual, que comienza con una deliciosa sopa caliente y termina con alguno de los postres estrella de esta festividad, las orejas o las filloas.